viernes, 17 de diciembre de 2010

Clinton mintió a Hillary y hoy miente al mundo Haití

Las Embajadas Norteamericanas en el mundo son oscuros rincones donde se confabula y  donde se socava la democracia. Eladio González,  toto   http://sphotos.ak.fbcdn.net/hphotos-ak-snc3/hs379.snc3/24255_103825826315814_100000651910720_105881_5933502_n.jpg  

                                                          

Reflexiones de Fidel Castro:

 

Las mentiras de Clinton

 

(El líder de la Revolución Cubana desmiente las afirmaciones de Bill

Clinton, “enviado especial” de la ONU en Haití, el que según un

despacho de la agencia norteamericana de noticias AP, expresó que en

una clínica administrada por “Médicos sin Fronteras” habían sido

tratadas 100 mil personas afectadas por la epidemia de cólera. Fidel

sostiene que es una absoluta falta de respeto tal afirmación. «Clinton

con sus mentiras pretende ignorar el trabajo de más de mil médicos,

enfermeras y técnicos cubanos y latinoamericanos que están llevando el

peso principal de la batalla para derrotar la epidemia, enfatizó)

 

 

Realmente me apena tener que desmentirlo. Hoy no es más que un hombre

de aspecto bonachón consagrado al legado histórico, como si la

historia del imperio e incluso algo más importante: el destino de la

humanidad, estuviese garantizado más allá de algunas decenas de años,

sin que por Corea, Irán o cualquier otro punto conflictivo estalle una

guerra nuclear.

 

Como se conoce, la Organización de Naciones Unidas lo designó su

“enviado especial” en Haití.

 

Clinton -que por cierto fue Presidente de Estados Unidos después de

George H. W. Bush y antes que George W. Bush- por ridículos celos

políticos impidió que el expresidente Carter participara en las

negociaciones migratorias con Cuba, promovió la Ley Helms-Burton y fue

cómplice de las acciones de la Fundación Cubano-Americana contra

nuestra Patria.

 

Sobre esa conducta existen sobrados testimonios, pero no por ello lo

tomábamos demasiado en serio, ni éramos hostiles a sus actividades en

torno a la misión que por razones obvias le asignó la ONU.

 

Veníamos cooperando con ese hermano país desde hacía muchos años en

varios campos, especialmente en la formación de médicos y la

prestación de servicios a su población, y Clinton no nos estorbaba

para nada. Si le interesaba tener algún éxito, no veíamos razones para

obstaculizar nuestra cooperación en tan sensible campo con Haití. Vino

el inesperado terremoto que tanta muerte y destrucción causó y

posteriormente la epidemia.

 

Hace solo dos días, una reunión que se realizó en la capital

dominicana en torno a la reconstrucción de Haití vino a complicar las

cosas. Alrededor de 80 personas, entre ellas varios embajadores,

representando los donantes de más de 100 millones de dólares,

numerosos miembros de la Fundación Clinton, del gobierno de Estados

Unidos y el de Haití participaron en la misma.

 

Pocas personas hicieron uso de la palabra, entre ellos el embajador de

Venezuela, por ser uno de los donantes más importantes, lo cual hizo

brevemente, con sentidas y certeras palabras. Casi todo el tiempo lo

utilizó Clinton en un encuentro que comenzó a las 5 y 30 de la tarde y

terminó a las 12 de la noche. Allí estaba, como invitado de piedra, el

embajador de Cuba a petición de Haití y Santo Domingo. No se le

concedía derecho a decir una palabra, aunque sí ser testigo de un

evento en el que no se resolvió absolutamente nada. Se suponía que

proseguiría al día siguiente. Pero nada de eso ocurrió.

 

La reunión en República Dominicana fue una maniobra de engaño. La

indignación de los haitianos estaba absolutamente justificada. El país

destruido por el terremoto ocurrido hace casi un año, en realidad

había sido abandonado a su suerte.

 

Hoy jueves 16 de diciembre un despacho de la agencia norteamericana de

noticias AP, publicaba lo siguiente:

 

“El expresidente Bill Clinton declaró su confianza sobre el esfuerzo

de reconstrucción de Haití durante una visita de un día en medio de

desórdenes civiles, un mal endémico y una crisis política inextricable.

 

“El enviado especial de la ONU a Haití viajó al afligido país un día

después que la comisión de reconstrucción interina, cuya presidencia

comparte, fue obligada a sostener una reunión en la vecina República

Dominicana por la violencia que estalló después de las disputadas

elecciones presidenciales haitianas del 28 de noviembre.

 

“Clinton visitó una clínica especializada en pacientes afectados por

el cólera que administra “Médicos sin Fronteras”, donde han sido

tratadas 100.000 personas afectadas por la epidemia que estalló en

octubre. A continuación fue a visitar la principal base de

pacificación de la ONU para sostener reuniones con funcionarios

haitianos e internacionales.

 

“En la reunión del día previo se aprobaron proyectos por unos 430

millones de dólares. Pero lo más notable fueron las expresiones de

indignación por el lento ritmo de la reconstrucción y una carta

enviada por frustrados miembros haitianos que afirmaban que se les

marginaba de las decisiones y se quejaban de que los proyectos

aprobados ‘no contribuían a la reconstrucción de Haití, ni al

desarrollo a largo plazo’.”

 

Observen lo que según el despacho añadió después en una conferencia de prensa:

 

“‘Comparto su frustración…’.”

 

“…cientos de miles de haitianos hallarán vivienda permanente el

próximo año y muchos más dejarán de vivir en tiendas y carpas de lona

que han albergado a más de un millón de personas desde el terremoto

del 12 de enero.

 

“Sin embargo esas promesas han sido hechas antes. [...] Sólo han sido

entregados 897 millones de dólares de la ayuda prometida de más de

5.700 millones de dólares para el 2010-11.”

 

Los 897 millones de que se habla no se ven por ninguna parte.

 

Constituye, además, una absoluta falta de respeto a la verdad afirmar

que en una clínica administrada por “Médicos sin Fronteras” han sido

tratados 100 mil personas.

 

En una declaración a la prensa de la doctora Lea Guido, representante

de la OPS-OMS en Haití, informó hoy que el número de afectados hasta

el 11 de diciembre se elevaba a 104 918 personas, una cifra realmente

sin precedentes que no podían ser atendidos en una clínica por

“Médicos sin Fronteras”.

 

Es evidente, y le consta al señor Clinton, que Europa, Estados Unidos

y Canadá sustraen médicos, enfermeras, rehabilitadores y otros

técnicos de la salud a los países del Caribe, y carecen del personal

necesario para cumplir esa tarea, salvo honrosas excepciones.

 

Obviamente, Clinton con sus mentiras pretende ignorar el trabajo de

más de mil médicos, enfermeras y técnicos cubanos y latinoamericanos

que están llevando el peso principal de la batalla para derrotar la

epidemia de la única forma posible, que es penetrando hasta los más

apartados rincones del país. La mitad de sus casi

10 millones de habitantes viven en las áreas rurales.

 

Tan elevado número de personas, en tales condiciones, no habría sido

posible atenderlas sin el apoyo de la eminente latinoamericana que

representa a la OPS-OMS en Cuba y Haití.

 

Nuestro país se ha comprometido a movilizar el personal humano

necesario para cumplir esa noble tarea.

 

Como ella indicó: “Los recursos humanos que está enviando Cuba están

dirigiéndose en estos momentos a las zonas más aisladas de esta

nación. Y eso es muy oportuno.”

 

Ya están llegando y muy pronto estará allí el personal necesario.

 

En el día de ayer se atendieron por la Brigada Médica Cubana 931

pacientes, con dos fallecidos, para una tasa de letalidad ese día del 0,2%.

 

 

Fidel Castro Ruz

 

Diciembre 16 de 2010

 

Archivo Provincial de la Memoria Cordoba represiva

 

 

De: Comisión Provincial de la Memoria [mailto:comisiondelamemoria@gmail.com]
Enviado el: Viernes, 17 de Diciembre de 2010 04:08 p.m.
Para: unlisted-recipients:; no To-header on input
Asunto: Actividades en el Archivo Provincial de la Memoria.

 

  • Nunca Más Represión.

Desde el viernes 17 de diciembre en el Pasaje Santa Catalina.

El Archivo Provincial de la Memoria expondrá una muestra fotográfica sobre la represión desatada contra estudiantes y otros manifestantes en reclamo a la aprobación de la polémica Ley de Educación, el miércoles 15 de diciembre, en el centro de La ciudad.

Sobre estos hechos, algunos dicen que no eran estudiantes. Otros que eran mayores de edad, que tenían la cara tapada, que tiraban piedras… Hace treinta años, en plena dictadura mientras el Estado reprimía y desaparecía, muchos decían “por algo será”. 
Extraña paradoja que plantea parte de la sociedad argentina: si los manifestantes “hicieron algo” merecen la represión… Lo que nunca queda claro es que el Estado y sus fuerzas de seguridad deben protegernos no agredirnos. La policía no está para tirar palos, pegar patadas, arrastrar a mujeres y hombres de los pelos…
No lo vimos por televisión, no nos lo contaron. Lo vivimos en carne propia. Vimos, sentimos, sufrimos como los jóvenes eran golpeados, arrastrados, insultados. Las mujeres brutalmente tratadas por policías hombres. Jóvenes ya inmovilizados fueron  golpeados cruelmente sin sentido.
Quienes trabajamos en los Sitios de Memoria entendemos que la policía no puede usar el Pasaje Santa Catalina, para emboscar y reprimir.  Frente a esa situación decimos NUNCA MÁS REPRESION, NUNCA MÁS REPRESIÓN EN EL PASAJE SANTA CATALINA. En él se sucedieron a lo largo de los siglos masacres a indígenas, asesinatos políticos y sociales. Este pasaje es el pasaje de la vida, la memoria, la justicia.
Nosotros luchamos para que el Nunca Más no sea sólo una consigna sino una realidad cotidiana.  Ayer el Estado provincial violó los derechos humanos de los manifestantes. Usó el Pasaje Santa Catalina como lugar de emboscada. Golpeó, arrastró, insultó a ciudadanos cordobeses. 
Decimos, pedimos, denunciamos: Nunca Más a la Represión. Nunca Más usar el Pasaje Santa Catalina para las emboscadas y la represión.

 

 

  • Cordoba por Asalto

Presentación del libro "Cordoba por asalto" de Cacho Cacopardo.

 

El lunes 20 de diciembre a las 19hs., se presenta en el Archivo Provincial de la Memoria, pasaje Santa catalina 66, el libro Córdoba por asalto de Cacho Cacopardo, editado por Editorial Babel.

Alberto Cacho  Cacopardo es testigo en el juicio que se realiza actualmente en Córdoba contra los represores que fueron responsables  de delitos de lesa humanidad durante la dictadura militar, y cuya sentencia se conocerá el próximo 22 de diciembre.

Su novela Córdoba por asalto, de hondo contenido autobiográfico, está ambientada  en los años ´70, cruzados por la utopía que significaba una nueva sociedad sin dominadores ni dominados. Alcanzarla era nada menos que el “asalto al cielo”.

El relato parte del viaje que la protagonista debe realizar al desconocido pueblo de Iruya en Salta para comenzar la ofensiva revolucionaria desde el campo, como en China lo había realizado Mao Tse Tung. Es emocionante, a veces divertido, siempre atrapante, seguir la trayectoria de un grupo que se va transformando en el proceso de lucha.

 

 

  • Memorias de fin de año

Desde el viernes 17 de diciembre / continúa todo diciembre

Con el proyecto Memorias de fin de año, proponemos una acción de escritura colectiva, de intercambio, de envío de mensajes y deseos. En el contexto de fin de año creemos propicio reflexionar sobre los acontecimientos del pasado y los deseos sobre el futuro de manera íntima pero al mismo tiempo colectiva.. La propuesta es simple: comunicarnos a través de la escritura de postales con otros que no están presentes.
Las postales aquí expuestas fueron diseñadas en un taller realizado por el grupo Correspondencia en el Penal de Bower el 11 de noviembre de 2010, donde un grupo de veinte personas que cumplen su condena allí, se reunieron en la biblioteca del MD1 para este fin. Están realizadas utilizando imágenes de archivos gráficos, bajo la idea de collage, reutilización, resignificación y de la palabra como imagen abierta a diversas construcciones y deconstrucciones. Los trabajos impresos no son todos, pero sí son representativos de lo que ocurrió esa mañana lluviosa en la que compartimos un espacio de intercambio de ideas, imaginarios , inquietudes y una fuerte voluntad de correspondernos.
Usted puede elegir la postal que le guste y:
- llevarla
- guardarla en la agenda
- pegarla en algún otro espacio
- enviarla por correo
- dejarla en el Archivo

También, si así lo desea, puede dejar algo colgado en el lugar libre que deja la postal que se lleva
.




--
Comision Provincial de la Memoria
Pje. Santa Catalina 66
Ciudad de Córdoba
Tel. (0351) 4342449 - Tel/Fax. (0351) 4341501

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Cubanos mártires en Sudáfrica y Pretoria hoy

 
A PROPOSITO DEL XVII MUNDIAL DE LA JUVENTUD Y LOS ESTUDIANTES

EN PRETORIA,  SUDAFRICA  

                                                                       Por   Luis Colomé  (cubano internacionalista)


 
 
El 13 de Diciembre del 2010, comenzó el XVII Festival Mundial de la
Juventud y los Estudiantes en Pretoria, Sudáfrica, y coincidentemente
en esta fecha pero hace 35 años, en 1975, una selección de jóvenes
dirigentes de la UJC encabezados por miembros de su Secretariado y Buró Nacional
nos encontrábamos en el entrenamiento político militar para ir a cumplir
misión internacionalista en la hermana República Popular de Angola (RPA). El
Jefe del grupo era el cro. Francisco García y el 2do. Jefe Omar Mirabal ambos
miembros del Buró Nacional.
 
 Al llegar a Angola en Enero de 1976, fuimos ubicados la mayoría en el
 trabajo político en las unidades que se encontraban en el Frente Norte
 de la RPA, donde el compañero Jaime Crombet era el jefe de la Dirección
 Política.
 
 No es mi propósito narrar las múltiples misiones de este grupo,
 inicialmente en la vida militar y posteriormente como asesores de la
 Juventud del Movimiento para la Liberación de Angola (JMPLA) y en otras
 tareas de colaboración para el desarrollo de esa nación.  
 
 El objetivo de estas breves notas es destacar a 2 compañeros de este
 grupo que murieron combatiendo por la liberación de Angola, como homenaje a
 los muchos cubanos, jóvenes en su mayoría, que dieron su vida en la lucha
 por la liberación de África y contra el Apartheid.  
 
El 4 de Abril de 1976, como parte de un recorrido que realizabamos Juan
Pardo Cruz y Luis Colome Dagnes, integrantes de la Sección Política del
Frente Norte, por las unidades que se encontraban cerca de la frontera
con Zaire, llegamos a la unidad donde se encontraban en la dirección del
trabajo político los compañeros enviados por la UJC: Félix Sotolongo
Rodríguez,  natural de Ciego de Ávila con la chapilla No. 25088 y

Pedro Bueno Fuentes de la Isla de la Juventud con la chapilla No. 34733.

 

Félix había participado anteriormente en la misión internacionalista en

el Congo comandada por el Ché.
 
En este lugar almorzamos y celebramos un acto político, con motivo de
la conmemoración del 14 Aniversario de la constitución de la UJC, donde
participaron combatientes cubanos y angolanos.

 

Fue la última vez que vimos con vida a estos dos compañeros, pocos días

después murieron en una emboscada cuando una mina antitanque voló el

jeep en que patrullaban.


 Sus restos fueron sepultados tras ceremonia militar en el cementerio de
 Negage.


 No olvidaremos nunca que los compañeros de las FAPLA y el MPLA,
 tuvieron una nutrida y activa participación en la despedida del duelo.
 
Más de 300,000 cubanos participaron en la Operación Carlota que dio
inicio a  la misión militar cubana en Angola , llamada así en honor a una
sublevación  de esclavos ocurrida en el año 1843 y dirigida por la esclava

Carlota de origen lucumí, ella murió luchando contra la opresión, igual que
numerosos  cubanos entre ellos Sotolongo y Bueno.
 

 

 

Morir en Navidad pero con Arbolito Fedor Dostoievsky

Hace treinta años le leía cuentos casi tan tristes como este a mis pequeños hijos, Demián y Manuel.

 

Ahora es irreparable, ya lo hice.   Asi que me animo a más.  Es que Fedor Dostoievsky el escritor ruso autor del cuento de hoy me fascina.

 

 

Cuentos de Navidad.

El Árbol de Navidad

PorFedor M. Dostoievsky. (*)

En una gran ciudad, en nochebuena, bajo un frío intenso, vi un niñito, muy niño aun, de seis años, quizás de menos aun, todavía no lo bastante crecido para que se le hiciera mendigar, pero ya lo suficiente para que uno o dos años más tarde se le enviara a hacerlo, como se liaría sin duda.

Aquel niño despertó tiritando una mañana, en un sótano húmedo y frío, abrigado con una especie de batita, vieja y raída. El aliento le salía en forma de vapor blanco: sentado en un rincón, sobre un baúl, distraíase activando de propósito su respiración, divirtiéndose con verla salir. Pero tenía mucha hambre. Desde la madrugada se había acercado ya varias veces a la cama de tablas, cubierta con un delgado jergón, en que estaba acostada la madre enferma, con la cabeza apoyada en un montón de harapos a guisa de almohada.

¿Cómo ha llegado hasta allí aquella pobre, mujer? Habrá salido sin duda con su hijo de alguna ciudad lejana en que la acometió la enfermedad. La dueña de aquel tugurio ha sido encarcelada dos días antes; hoy es fiesta y los demás inquilinos han salido. Sin embargo, uno de aquellos andrajosos está acostado desde hace veinticuatro horas, borracho perdido sin aguardar la fiesta. De otro rincón brotan los lamentos de una vieja de ochenta años, tullida por el reumatismo. Aquella vieja fue niñera, en su tiempo, quien sabe dónde; ahora se está muriendo, solitaria, gimiendo, quejándose, refunfuñando contra el chico que comienza a tener miedo de acercarse al rincón en que agoniza. Ha encontrado agua en el pasadizo, pero ni siquiera un mendrugo de pan, y vuelve por décima vez a despertar a la madre. Comienza a asustarse en aquel obscuro rincón; la tarde avanza, y sin embargo no hacen fuego. Halla a tientas el rostro de la madre, y se sorprende, de que no se mueva, y esté tan fría como la pared.

-¿Tanto frío hace? -piensa el chico.

Permanece inmóvil un rato, con la mano sobre el hombro de la muerta; después se sopla los dedos para calentarlos, y al ver su gorrita sobre la cama, busca despacio la puerta y sale del subsuelo. Hubiera salido antes si no le hubiera atemorizado el perro grande que, allá, arriba, en el pasadizo, ante la puerta del vecino, ladra todo el santo día. Pero el perro ya no está, y hete aquí el chico en la calle.

-¡Dios mío, qué ciudad!

Hasta entonces, jamás viera nada semejante. Allá, de donde ha venido, la noche es más obscura; sólo hay un farol para toda la calle; casitas bajas de madera, cerradas con postigos desde que obscurece, ni un alma; todo el mundo se encierra en su casa; sólo una multitud de perros que aúllan, centenares, millares de perros que aúllan y ladran la noche entera. Pero en cambio, allá hacía bastante calor y le daban de comer. Aquí, ¡Dios mío, qué bueno sería comer! ¡qué alboroto hacen aquí! ¡qué tronar! ¡qué luz y qué mundo de gente! ¡cuántos caballos y coches! ¡Y el frío, el frío! El cuerpo de los caballos humea frío, y sus ardientes hocicos soplan vapor blanco; sus herraduras suenan sobre la calzada a través de la blanca nieve. ¡Y cómo se atropella toda esta gente! ¡Dios mío, que ganas tengo de comer un pedacito de cualquier cosa!.. Y ahora que me duelen los dedos.

Un guardián del orden acaba de pasar y se ha vuelto para no ver al niño.

«Otra calle más... ¡oh, qué ancha es! ¡Seguro que me van a aplastar aquí! ¡Cómo gritan todos, cómo corren, cómo ruedan... y luces y más luces! ¿Y esto qué será? ¡Oh, qué vidrio grande! Y detrás de este vidrio un cuarto, en ese cuarto un árbol que sube hasta el techo; es el árbol de nochebuena... ¡Y cuántas luces hay debajo del árbol! ¡Cuánto papel de oro y manzanas, rodeados de muñecos, de caballitos! Hay muchos niños en el cuarto, bien vestidos, muy limpiecitos; ríen, juegan, comen, beben cosas. Aquí una Micuela que baila con otro chico: ¡qué linda es la chiquita! Allá, la música que se oye a través del vidrio.

El niño contempla admirado y ríe; ya no siente el dolor de los dedos ni de los pies, los dedos de su manita se han puesto cárdenos, no los puede doblar y le hacen mal al intentarlo. De pronto siente que le duelen los dedos: llora y se aleja. Divisa, a través de otro cristal, otra habitación y más árboles y pasteles de toda clase sobre la mesa; almendras rojas, amarillas. Cuatro hermosas damas se hallan sentadas y alguien llega, entran muchos señores. El chico se ha deslizado, ha abierto de pronto la puerta y se ha colado. ¡Oh, cuánto ruido hacen al verle, qué agitación! Al punto una dama se levanta, le pone un kopeck en la mano y le abre ella misma la puerta. ¡Qué miedo tuvo!

El kopeck se le ha caído de las manos y ha repiqueteado en el peldaño de la escalera: ya no podía apretar lo bastante sus deditos rojos, para llevar la moneda. El niño salió corriendo y caminó ligero, ligero. ¿Dónde iba? lo ignoraba. Querría llorar, pero tiene mucho miedo. Y corre, corre, soplándose las manitas. Y el pesar se apodera de él ¡se siente tan abandonado, tan azorado! Y de repente, ¡Dios mío! ¿qué otra cosa ocurre? Una multitud permanece allí y mira: En una ventana, detrás del cristal, tres muñecas bonitas, vestidas con ricos vestidos rojos y amarillos, y todo, todo como si fueran vivas! Y aquel viejecito sentado que parece tocar el violín. Hay también dos más, parados, que tocan pequeños, pequeñísimos violincitos y mueven la cabeza a compás. Se miran uno a otro, y sus labios se mueven: ¡hablan de verdad! Sólo que no se les oye a través del vidrio» Y el niño piensa primero que están vivos y cuando comprendo que son muñecos, se echa a reír. ¡Jamás ha visto muñecos semejantes, y no sabía que los hubiera así! ¡Y quisiera llorar, pero es tan gracioso, son tan graciosas esas muñecas!

De repente se siente asido de la ropa; a su lado se halla un muchacho grande y malo que lo da un puñetazo en la cabeza, lo arranca los calzones y le hace una zancadilla. El niño cae. Al mismo tiempo la gente grita; él se queda un momento rígido de pavor, luego se levanta de un brinco y echa a correr; corre, enfila una puerta cochera, no sabe donde, y se oculta en un patio, detrás de una pila de leña.

-Aquí no me hallarán, hay mucha obscuridad. -Se acurruca y se encoge; tal es su espanto que apenas se atreve a respirar.

Y de pronto siente un bienestar, sus manitas y sus piececitos no le duelen ya, tiene calor, tanto calor como al lado de una estufa, y todo su cuerpo se estremece. ¡Ah, va a dormirse! ¡qué agradable es dormir!

-Me quedaré aquí un momento y luego volveré a ver las muñecas -pensaba el pequeñuelo, que sonrió al recordar las muñecas. -¡Todo como si estuvieran vivas!

Ahora, hete aquí que oye la canción de su madrecita. Mamá, estoy durmiendo... ¡Ah, qué bien se está aquí para dormir!»

-Ven a mi casa, niñito, a ver el árbol de Navidad, -pronunció una voz suavísima.

Pensó primero que era su madrecita; pero no, no era ella.

¿Quién le llama? No sé. Pero alguien se inclina sobre él y le envuelve en la obscuridad, y él tiende la mano y de pronto... ¡Oh, qué luz! ¡Oh, qué árbol de Navidad! No, eso no es un árbol de Navidad, nunca lo ha visto ni parecido.

¿Dónde se encuentra? Todo brilla, todo irradia, y hay muñecos en derredor; pero no, muñecos no, varoncitos y mujercitas, sólo que resplandecen mucho. Todos giran a su alrededor, revolotean, le besan, le toman, le llevan, y él mismo tiende el vuelo. Y ve a su madrecita que le mira y le sonríe con alegría.

–¡Mamita, mamita! ¡ah! qué lindo es aquí, -le grita el pequeñuelo. Y de nuevo abraza a los niños y quisiera contarles también la historia de las muñecas que vio detrás del vidrio. ¿Quiénes sois, chiquillas? -pregunta riéndose y amándolas.

Es el árbol de nochebuena del Niño Jesús.

En casa de Jesús, para aquel día, hay siempre un árbol de Navidad para los niñitos que no tienen árbol propio.

Y supo que todos aquellos varoncitos y mujercitas eran niños como él, unos muertos de frío en las canastas en que los habían abandonado a la puerta de las casas de los funcionarios de San Petersburgo, los otros muertos en casa del ama de cría, en las isbas sin aire de los Tehaukhnas, algunos muertos de hambre en el seno agotado de sus madres, durante la calamitosa carestía, otros envenenados por la infección de los vagones de tercera clase. Todos están allí, todos son angelitos, todos se encuentran en casa de Jesús, y El mismo entre todos, extendiendo las manos sobre ellos, bendiciéndoles, a ellos y a sus pecadoras madres.

Y también las madres de los niños están allí, apretadas, y lloran; cada cual reconoce su hijo o su hija, y los niños revolotean hacia ellas, las besan, enjugan sus lágrimas con sus manecitas, y les suplican que no lloren, pues se hallan también allí.

Y abajo, por la mañana, el conserje encontró el cadáver del niño refugiado en el patio, helado, detrás de la pila de leña. También se encontró a la madre en el sótano.

Había muerto antes que él; ambos se han visto en el cielo, en la casa del Señor...+ (PE)

(*) Fiódor Dostoyevski,1821-1881, gran escritor ruso que explora la psicología  humana en la complejidad  política/ socia/espiritual de la sociedad rusa del siglo XIX.

Nota. PE/Ecupres publica una serie de cuentos de Navidad. El primero de ellos fue El Angel por  Juan Carlos Dido. PreNot 9275 del 101216. 

PreNot 9280

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Cel. 2914191623
Bahía Blanca. Argentina.
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balsero uruguayo Daniel Chavarría, Premio Nacional de Literatura 2010

_______________________________________________
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http://listas.cult.cu/mailman/listinfo/lajiribilla

Balsero uruguayo logró premio nacional en la Isla de la Cultura. 

 

De: lajiribilla-bounces@listas.cult.cu [mailto:lajiribilla-bounces@listas.cult.cu] En nombre de Lista de la Revista Digital de Cultura Cubana La Jiribilla
Enviado el: Viernes, 17 de Diciembre de 2010 03:07 p.m.
Para: Lista Jiribilla
Asunto: [LaJiribilla] Daniel Chavarría, Premio Nacional de Literatura 2010

 

Año IX. La Habana 17 de DICIEMBRE de 2010

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Daniel Chavarría, Premio Nacional de Literatura 2010

Las letras uruguayas más cubanas

La Jiribilla

Foto: Liborio Noval

El escritor Daniel Chavarría fue reconocido con el Premio Nacional de Literatura 2010, anuncio que se dio a conocer este viernes 17 de diciembre en el Centro Cultural Dulce María Loynaz de La Habana. 

Autor de textos como El ojo de Cibeles, Joy, El rojo en la pluma del loro, Adiós muchachos, Príapo, Una pica en Flandes, Viudas de sangre, entre otros Chavarría ha obtenido diversos premios y reconocimientos como el Dashiell Hammett, en 1992, Premio Edgar Allan Poe, en New York, 2002; Premio Casa de las Américas, 2000 y Alejo Carpentier, en 2004. 

Radicado en Cuba desde 1969, se ha desempeñado como profesor de Latín, Griego y Literaturas Clásicas en la Universidad de La Habana y ha tenido a su cargo la traducción de literatura alemana para el Instituto Cubano del Libro. 

Tantos años residiendo en la Isla han hecho que el Chava, como le llaman sus amigos, se reconozca a sí mismo como “un escritor cubano nacido en Uruguay”. En septiembre de este año en entrevista con La Jiribilla se refirió a su identificación con Cuba al aseverar: “He vivido aquí más tiempo que en ninguna otra parte y me siento orgulloso de poder asegurar como Henry Reeve que un hombre no es del sitio donde nació ni de aquellos en que vivió, sino del lugar en que elige morir”. 

Un mes antes, en un encuentro con los integrantes de la Asociación de Hermanos Saíz, Chavarría recordaba las razones que lo impulsaron a quedarse en nuestro país y afirmaba: “reconozco que la Revolución cubana me conmovió, pues se convirtió en el altar de toda esperanza y justicia. Cuba era el único país que se enfrentaba en la región al imperialismo abiertamente”.
 

 

 

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© La Jiribilla. Revista de Cultura Cubana
ISSN 2218-0869. La Habana, Cuba. 2010.

 



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Jesucristo su dimensión revolucionaria liberadora

Jesucristo en su dimensión revolucionaria**
Por  Salvador Capote*

1cristoguerrillero.jpgHablar de Jesucristo es adentrarse en un tema inagotable, de inabarcables matices. Es como observar un poliedro de infinitas caras en el cual siempre podemos descubrir nuevas facetas, aristas y ángulos. Para los historiadores confesionales los Evangelios constituyen relatos históricos salpicados de leyendas que hacen más fácil la comprensión del mensaje bíblico, mientras que para los historiadores no creyentes, los Evangelios son leyendas ubicadas en un marco histórico. Pero pocos dudan actualmente de la historicidad de Jesucristo.

 


 Para los que creemos que un mundo mejor es posible y luchamos por él, la dimensión que nos une al cristianismo es la dimensión revolucionaria de Jesucristo. Si queremos encontrarnos con Jesús, es mucho más fácil hallarlo junto a los millones de seres humanos que tienen “hambre y sed de justicia” que en la  basílica sagrada de San Pedro o en cualquiera de las grandes catedrales del mundo. Por eso es importante, tanto para creyentes como para no creyentes, el conocimiento de los Evangelios, porque en las enseñanzas del Nazareno existe una fuerza emancipadora que es el sustento de la Teología de la Liberación y es capaz de levantar contra los opresores a las grandes masas cristianas de América Latina.

 


La vida de Cristo no transcurrió  en un periodo de idílica paz como se ha querido hacer ver. La “Pax Romana” se imponía a sangre y fuego y no sin tenaz resistencia de los pueblos sometidos. Tras la victoria obtenida por los macabeos en el año 164 A.C., Judea logra y mantiene su independencia durante un siglo hasta que cae en 63 A.C. bajo la dominación romana. No obstante, el sentimiento de rebeldía siempre se mantuvo latente.

 


En el año 4 A.C. estalla en Jerusalén una revuelta popular que comienza al destruir un grupo de jóvenes  el águila de oro que Herodes el Grande había hecho colocar encima de la puerta del Templo. A la muerte del sátrapa tiene lugar un período de caos en todo el país. En el año 6 D.C. Judea es incorporada a Roma y los abusos de los procuradores  suscitan una insurrección muy cruenta durante la fiesta de Pentecostés, que se expande a Galilea y a otros territorios. El palacio de Herodes en Jericó fue incendiado. La insurrección termina con una derrota y la crucifixión de 2000 de los rebeldes.

 


Es en este ambiente de rebeldía contra la dominación romana y en la expectativa del Mesías que habían anunciado los profetas, que nace Jesús.
Las mismas circunstancias que rodean su nacimiento tienen ya un potencial subversivo en la jerarquizada estructura social de la época, pues no nace en un palacio sino en un pesebre, no es hijo de reyes o emperadores ni de altos magistrados sino de un humilde carpintero..

 


Los Evangelios están llenos de invectivas y condenas contra los ricos, los poderosos y los explotadores. Son numerosísimas las citas bíblicas en este sentido. Recordaré sólo algunas de las más importantes.

 


Las primeras palabras de Jesús que se conocen  (Lucas 4: 16-21) van dirigidas a los pobres y a los oprimidos: “…para evangelizar a los pobres me ha enviado, (…) para libertar a los oprimidos”. En Lucas 6: 20,24: “Bienaventurados los pobres, porque vuestro es el reino de Dios” y “¡ay de vosotros los ricos porque en las riquezas tenéis vuestra consolación!”. En Lucas 12: 15: “Atended y guardaos de toda codicia”, a continuación, en 16-21, la parábola del rico necio que solo se preocupaba de comer, beber y darse buena vida. Y en 34  una frase que bien pudiera llevar las firmas de los autores clásicos del socialismo:  “donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón”. O dicho en términos marxistas: “Es la existencia social la que determina la conciencia”. Se piensa como se vive, no se vive como se piensa. El rico piensa como rico, el pobre piensa como pobre.

 


En numerosas ocasiones los Evangelios nos enseñan que la oposición a Jesús tenía una motivación clasista. Por ej., en Lucas 16: 13-14: “No podéis servir a Dios y al Dinero.” “Oían todas estas cosas los fariseos, que eran amigos del dinero, y hacían mofa de él.” Y en 19-31 la magnífica parábola de Lázaro, el pobre cubierto de úlceras que lamían los perros, y el rico glotón, “que vestía púrpura y lino fino” (¿no visten así los cardenales?) que dio origen al culto a San Lázaro, tan popular en Cuba. Estos y otros muchos ejemplos que podría citar demuestran por qué los Evangelios se convirtieron en una gran amenaza para la iglesia institucional. Cuando San Francisco de Asís encarnó la pobreza radical del Evangelio, la jerarquía eclesiástica apoyó a los que querían que los franciscanos llevasen una vida más “normal”. Cuando, después de la Segunda Guerra Mundial surgieron en Francia, Italia y España los llamados “curas obreros” y comenzaron a vivir y a trabajar con el pueblo al que servían, fueron suprimidos por el Papa Pío XII. De igual modo, las comunidades eclesiales de base (CEB) de la Teología de la Liberación fueron desaprobadas por Juan Pablo II. Todo ensayo de vida verdaderamente cristiano se enfrenta a la hostilidad de la alta jerarquía tanto de la iglesia católica como de muchas denominaciones evangélicas  protestantes.

 


 La imaginería religiosa está llena de manipulaciones clasistas. La Virgen María se aparece siempre a gente muy sencilla: la de Fátima a niños pastores, la de Guadalupe al indio Juan Diego, la Caridad a tres humildes pescadores pero, con demasiada frecuencia a través de la historia, las madonas han llegado a los altares con piel muy blanca, a veces con cabellos rubios y ojos azules, vestidas con ricas y anacrónicas vestiduras del Renacimiento y coronas de piedras preciosas engastadas en oro, como si la madre de Jesús no hubiese sido de etnia judía y no hubiera vestido acorde a su época, con la sencillez que corresponde a la esposa de un carpintero pobre.

 


Pero Jesús no sólo atacó a los ricos sino también a la arrogancia y a la soberbia de los que detentan el poder. Cuando le preguntaron quién sería más grande en el reino de Dios, llamó junto a sí a un niño y dijo: “el que se hiciere pequeño como este niño, es el mayor en el reino de los cielos.” Y dice luego algo que para los  pedófilos, sobre todo los que tienen bajo su responsabilidad la formación de niños, debiera sonar como anatema terrible: “Y quien escandalizare [o sea, quien le robe la inocencia] a uno de estos pequeñuelos mejor fuera que le colgasen alrededor del cuello una rueda de molino y le sumergiesen en alta mar.”

 


Jesús ataca, además, la hipocresía de los líderes espirituales de su tiempo (saduceos, escribas y fariseos) con palabras que bien pudieran aplicarse a ciertos guías espirituales de la Iglesia en la actualidad: “Así pues –dice en Mateo 23: 3- todas cuantas cosas os dijeren, hacedlas y guardadlas, más no hagáis conforme a sus obras, porque dicen y no hacen.” (o sea, hagan lo que ellos dicen pero no lo que ellos hacen).

 


 Después de la muerte de Cristo, en el año 51, se reunieron en Jerusalén Pedro, Santiago, Pablo y otros apóstoles y acordaron que los que quedasen en la ciudad se dedicarían a evangelizar a los circuncisos, es decir, a los judíos, mientras que Pablo marcharía a evangelizar a los paganos. Lo más trascendente, me parece, es la recomendación, de los que quedan en Jerusalén, a Pablo y a los que se van. Dice Pablo en Gálatas 2: 10: “Sólo nos pidieron que nos acordásemos de los pobres”.
 Jesús fue un partidario radical de la igualdad. En la sociedad patriarcal en que vivió ni sus propios discípulos podían comprender que Jesús tratase a las mujeres en el mismo plano que a los hombres. Todo el mundo conoce el episodio de María Magdalena a quien, de acuerdo a la tradición,  querían matarla a pedradas acusándola de prostituta. Jesús les dice que el que esté libre de pecado que tire la primera piedra y cuando comienza a escribir en la arena los secretos más ocultos de los que querían apedrearla todos espantados se fueron retirando. En aquella sociedad era un escándalo que las mujeres viajaran siguiendo a Jesús. Sin embargo, muchas lo siguieron a través de Galilea.

 


 Las mujeres continuaron jugando un papel relevante en los primeros tiempos del cristianismo. Tuvieron una presencia  muchísimo más activa en las primeras comunidades cristianas que el que habían desempeñado en las sinagogas y el que desempeñarían con posterioridad en las iglesias cristianas. De esto hay abundante prueba documental en las Epístolas de San Pablo y en Hechos de los Apóstoles. Un fresco en la pared de la catacumba de Santa Priscila en Roma muestra a una mujer partiendo el pan de la Eucaristía para otras seis mujeres, privilegio que sólo han tenido posteriormente los sacerdotes hombres.

 


Las primeras comunidades cristianas han sido, hasta el presente, las sociedades más igualitarias que han existido. Representaron una especie de comunismo primitivo en el cual, por supuesto, no existían los pobres. En la Epístola a los Gálatas (3: 28) Pablo afirma: “No hay judío ni gentil, no hay esclavo ni libre, no hay varón ni hembra, pues todos vosotros uno sois en Cristo Jesús.”

 


 Hay términos que no deben usarse indiscriminadamente. Tomemos por ejemplo matar y asesinar. En ambos casos el resultado es la muerte de una persona, pero matar está permitido en determinadas circunstancias, digamos en defensa propia, mientras que asesinar nunca.. De igual modo, fuerza y violencia no tienen el mismo significado. Si alguien transgrede la ley y se resiste al arresto, las autoridades  aplicarán la fuerza necesaria para dominarlo, pero si después de esposado continúan golpeándole ya no es fuerza sino violencia. Una revolución que trata de cambiar estructuras que oprimen a la población, estará utilizando la fuerza y no la violencia. En realidad, los que han utilizado siempre, invariablemente, la violencia para mantener sus riquezas y su poder han sido los ricos y los poderosos.

 


La violencia tiene a su vez distintas manifestaciones: física, biológica, psicológica, estructural. La más importante es esta última, que ocurre cuando los recursos y los poderes de un país están desigualmente distribuidos, concentrados en las manos de unos pocos. Estas oligarquías ejercen la peor forma de violencia que existe. El hambre que provocan en el mundo, por ejemplo, mata una persona cada 7 segundos. Esta violencia institucionalizada pone la ley, el orden, y con gran frecuencia la religión, a su servicio.

 


Durante siglos líderes religiosos han predicado a los cristianos la resignación, manipulando con este objetivo la frase de Jesús que dice: “si uno te abofetea en la mejilla derecha vuélvele también la otra.” Al citar esta frase fuera de contexto, se olvidan del Jesús de otro sitio del Evangelio que tomó el látigo y arrojó fuera del Templo a los mercaderes. Y, por cierto, en esta acción utilizó la fuerza necesaria, no la violencia.. ¿O alguien se atreve a decir que Cristo fue violento?.

 


Algo similar ocurre con el José Martí de los versos de la Rosa Blanca, equivalente a la otra mejilla de Jesús, que sirvió para tratar de limar las aristas revolucionarias al Héroe Nacional de Cuba. Pero en las expediciones que organizó para  la guerra necesaria,  en la Fernandina por ejemplo, los barcos iban cargados de guerreros, pertrechos y armas, no de flores, y no ciertamente para depositar rosas blancas a los pies de los españoles.

 


Aún admitiendo que sea cierto todo lo que dicen que  Jesús dijo y que las traducciones del arameo al griego, del griego al latín, y del latín y el griego a todas las demás lenguas hayan sido honestas y precisas, lo cual sería ya de por sí un milagro, la tesis que esgrime Jesús a través de los Evangelios no es  de  resignación sino  de oposición a la ley hebrea existente con relación a la violencia. La ley que existía era la llamada Ley del Talión, que se resume en la frase “Ojo por ojo y diente por diente”.  Jesús atacó su fundamento, la venganza, y la relación entre los seres humanos basada únicamente en la ley. La ética del cristiano no era compatible con la Ley del Talión ni tampoco podía ser la ética de la ley sino la ética del amor al prójimo, pero no de un amor sentimental, sino de un amor radical, exigente, total.

 


Lo que Cristo demostró es la fuerza de las ideas, invencibles cuando se acompañan del ejemplo y del amor,  De hecho, sus palabras han sido un látigo contra los malvados a través de los siglos. ¿Qué significa, por ejemplo, esta frase: “En verdad os digo, cuanto hicisteis con uno de estos hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis”? (Mateo: 25: 40). Significa que los sacerdotes que abandonan a los pobres, los tele-evangelistas que extraen sus ahorros a los ancianos que embaucan con sus prédicas, los que asesinan a miembros de otras religiones a causa de su fe, los que discriminan al inmigrante, los que desprecian a los humildes, los que persiguen a otros hombres por las ideas que profesan, están abandonando, robando, asesinando, discriminando, despreciando o persiguiendo a Jesús. En este sentido Cristo era un radical, un extremista, el más radical y el más extremista de todos los revolucionarios que han existido. No utilizó la violencia pero la fuerza de sus palabras era infinita

 


La violencia existe, es permanente, es consustancial al capitalismo, no la generan los revolucionarios. Las clases y los antagonismos de clase constituyen un hecho social, estructural, forman parte del sistema. La lucha de clases existe, haya o no partidos marxistas. La clase dominante nos impone a todos, cristianos o no, su ideología. Y no existe nada más contrario a las enseñanzas de Cristo que la división de la sociedad en clases. Cualesquiera que sean nuestros criterios con respecto a la lucha de clases, debemos convenir en que no se puede equiparar a la víctima con el victimario; no puede haber “negociación”, “entendimiento”, “armonía” o “reconciliación” entre las clases cuando una de ellas cuenta con todo el poder, la cultura y la riqueza y la otra sólo con su indefensión y su pobreza. No se logra la paz entre las clases tratando de pacificar a los pobres.

 


 En su etapa insurreccional, la revolución tendrá que utilizar la violencia siempre que sea necesario. Si la pura cuestión administrativa de decidir sobre los impuestos sirvió para justificar la revolución en Norteamérica, cómo no van a justificarla la pobreza, la injusticia, la opresión y las desigualdades en América Latina y en el resto del Tercer Mundo.

 


Sin embargo, una revolución en el poder puede y debe evitar la violencia. Lo que no puede es prescindir de la fuerza necesaria para llevar adelante los cambios sociales. La nacionalización de una empresa extranjera, la expropiación de tierras para la reforma agraria, la intervención de un canal de televisión que incita al golpe de estado, etc.,  son medidas legales que pueden convertirse en medidas de fuerza de acuerdo al grado de resistencia que se les oponga. En todo caso, serán medidas de fuerza pero no de violencia.

 


Hagamos por último una distinción semántica con el término pacifista. Todos los hombres de buena voluntad, creyentes y no creyentes, deseamos la paz y, por tanto, somos pacifistas. Pero no lo es el que desea una paz a ultranza, una paz a cualquier costo; éstos son seguidores de la doctrina de la resignación, de no importa cuales sean las circunstancias, hay que aceptar cobardemente el sufrimiento, como si Dios se complaciese con el dolor humano; sin embargo, como hemos visto, una exégesis, una interpretación legítima de los Evangelios, conduce a conclusiones totalmente diferentes.

 


Las oligarquías utilizan un doble estándar: justifican la violencia para mantener el statu quo pero prohíben el uso de la fuerza a quienes pretenden modificarlo. No en balde se dice que los que hacen imposible la revolución pacífica, hacen la revolución violenta inevitable.

 


Estoy firmemente convencido de que no hay nadie más subversivo para el régimen capitalista que aquel que vive en consecuencia con la doctrina social bíblica, sobre todo la contenida en los Evangelios. En cierto modo, Isaías, Mateo y Lucas, son autores intelectuales de la revolución que avanza en América Latina. Con optimista espíritu navideño hagamos votos por que comiencen a producirse las ya largamente esperadas convergencias de la caridad con la justicia; de la verdadera Iglesia, la de los pobres, con los oprimidos; del amor cristiano con la solidaridad y el internacionalismo socialistas.

*Analista político, es colaborador de numerosas publicaciones en Venezuela y otros países del Caribe.


**Conferencia en el Círculo Bolivariano “Negra Hipólita”, de Miami

Imagen atribuida a Edmundo Villarreal, artista salteño.


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Lic. Rosa Cristina Báez Valdés "La Polilla Cubana"
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Soy totalitario, comunista, marxista y leninista.

Por qué soy totalitario
Soy totalitario. Más, soy comunista, marxista y leninista. Abogo por un Estado totalitario.
Jaime Richart | Para Kaos en la Red | Hoy a las 11:38 | 679 lecturas | 12 comentarios

 

  Creo firmemente que la libertad individual debe sacrificarse a la causa de la sociedad, de la humanidad y de la su­pervivencia del planeta. Pero no voy ahora a soltar aquí un discurso sobre comunismo. Me limitaré a decir por qué lo soy. Marx y Engels, (estudiaba yo sociología y economía) y luego mi observación directa, me convencieron hace mucho tiempo de que el castigo que inflige el ca­pitalismo a la sociedad no es una fatalidad, es decir, un hecho irre­fragable; que la sociedad puede organizarse de otra manera; que la sociedad humana puede, y debe, vertebrarse a lo largo de bases ra­cionales y distribuir la riqueza y las cargas entre todos los que habi­tan en ella equitativamente, no abandonándolas a la falsa suerte y al instinto depredador del más fuerte.

 

  Dicen que ha fracasado el comunismo. No, el comunismo no ha fracasado. Lo que ha fracasado es el socialismo de salón, la social­democracia. Pues ambos se limitan a poner parches a los desmanes del capitalismo y a los turbios manejos de quienes lo fuerzan. Lo hacen así -dicen- para no perder la libertad que nos venden, real para unos pocos, ilusoria para la inmensa mayoría.  

 

  El socialismo real, el comunismo, no ha fracasado por más que se derrumbara el muro de Berlín. Le llamaron el muro de la vergüenza. Pero la vergüenza no estaba al otro lado. La vergüenza estaba, y está, a este lado. Y el muro se derrumbó por la terrible presión de los métodos que el mercantilismo y el capitalismo, asociados a la re­ligión y a la violencia explícita o solapada acostumbran, ejerció so­bre la sociedad comunista. Desde fuera y por dentro.

 

A fin de cuen­tas el mantenimiento del comunismo exige un pulso firme. Como lo exige la racionalidad, pues la inteligencia, la cordura y el miramiento que a veces tienen los individuos sobre sus congéneres están sólo hilvanados. Lo fácil y lo cómodo es dejarse arrastrar por las corrien­tes conducidas por los que mantienen ese mismo pulso, pero en este caso en bene­ficio de unos cuantos bajo la amenaza constante de descargar la fuerza bruta.

 

  Lo que ha de hacer este país y el mundo entero occidental que de­sean acabar con los abusos del capitalismo y las falsedades de la democracia es, tomar otro rumbo. El seguido hasta ahora conduce a los abismos.

 

  Es cierto que somos muchos los detractores del capitalismo demo­crático y de la democracia capitalista y que nos pasamos la vida de­nun­ciando las injusticias, las lacras, las miserias, los abusos, las menti­ras y las barbaridades de ambos, pero no conseguimos abso­luta­mente nada. No sólo eso, es que injusticias, lacras, miserias, abu­sos, mentiras y barbaridades arredran y van a más. Y, además, no nos decidimos a dar un paso al frente para acabar con ellos.

 

Y tampoco tenemos capacidad para corregirlos ni atempe­rarlos; ni para conseguir una justa distribución de la riqueza, ni una mejora en el bienestar colectivo, ni un avance mínimo en la igual­dad. Todo lo contrario. Cada vez peor es el reparto de la tarta social, cada vez hay más malestar, cada vez más desigualdad. Y cualquier tiempo futuro será peor...

 

  Obsérvese que todos cuantos ostentan y protagonizan el liderazgo, sea en la política, en la economía, en el empresariado o en el perio­dismo, los primeros se pasan las legislaturas y las décadas prome­tiendo reformas o exigiéndolas, que nunca llegan, los segundos buscando soluciones que nunca encuentran, los terceros blindán­dose sus beneficios, y los últimos denunciando inútilmente las trope­lías de los tres grupos anteriores y de las suyas propias.

 

Y obsér­vese también que en la democracia capitalista y en el capitalismo democrático los únicos que gozan de verdadera libertad son preci­samente todos ellos: políticos, expertos, periodistas de postín y opulentos. El resto pasa su vida como espectador y sufriendo los embates de los saqueos sistemáticos o coyunturales de los otros, te­niendo a menudo que humillarse para salir simplemente adelante...

 

  Por eso el mundo precisa de un golpe de timón que impida la de­bacle. Ya va siendo hora de que las gentes de izquierda, de verda­dera izquierda, que tienen un sentido muy acusado de lo que precisa globalmente la sociedad a la que pertenecen, de lo que precisan enormes porciones de humanidad y el mundo entero, se decida. Ya es hora de que se den cuenta de que el capitalismo, y cuantos le sirven, no hacen más que asegurar la perdurabilidad del sistema aberrante; que no hacen más que fingir que intentan corregir o re­mediar los efectos de lo que es su voluntad desigualitaria y de po­der, pero no hacen absolutamente nada para eliminar las causas. Y ¿por qué?, pues, sencillamente, porque si el capitalismo se devora a sí mismo constantemente, también tiene las claves para renacer una y otra vez como de las cenizas renace el Ave Fénix.

  La única alternativa a todo este desaguisado que son el capita­lismo democrático y la democracia capitalista es, el modelo totalita­rio comu­nista. Y quien no lo vea así, es que no le van tan mal las cosas por el momento y por eso sólo se revuelve cuando se queda sin trabajo o sin la prestación del desempleo. Pero díganoslo y así podre­mos separar a los justos de los inicuos. Lo demás es palabre­ría, verborrea y logorrea de histéricas e histéricos.

 

  Y vuelvo al principio: es inútil la réplica de que el comunismo ha fracasado. Es preferible el partido único, inteligente y con voluntad igualitaria, a presenciar cómo muchos partidos tratan de hacerse pedazos entre sí, cómo destrozan la convivencia, cómo impiden la paz en otros países que ocupan y devastan... cómo, poco a poco, están haciendo imposible la vida en el planeta. Y si Marx y Engels estuvieran equivocados y el comunismo de su teoría y de su praxis hubiera sido un error, lo que hay que hacer es reinventarlo. Pero el mundo no puede seguir así...

 

  Otro dato: en los países del entonces llamado "telón de acero", tras la necia euforia que produjo el derrocamiento del comunismo y su reemplazo por la novedad, para ellos, del flamante capitalismo, al ver años des­pués el corrosivo efecto de este bárbaro sistema, al menos un cua­renta por ciento de los cuatrocientos millo­nes que los habitan desearía regresar al comunismo.

 

  Por todo lo dicho, creo tener el derecho de pediros, a la manera que he visto mendigar en Italia: "Fate bene per voi" (ayudaos a vo­sotros mismos) o a la manera en que Ciro exhor­taba a sus soldados: "Quien me ame, que me siga", que seáis co­munistas.