sábado, 23 de mayo de 2015

fuí testigo, yo lo vi en vivo La Habana Barras y Estrellas Para siempre bandera norteamericana en culo anzuelo habanero ¿provocación ó inteligencia cubana? Tinelli Chaubloqueo Museo Che Guevara Buenos Aires Toto Eladio González

Yo fuí testigo, yo lo vi en vivo La Habana Barras y Estrellas Para siempre bandera norteamericana en culo anzuelo habanero ¿provocación ó inteligencia cubana? Tinelli Chaubloqueo Museo Che Guevara Buenos Aires Toto Eladio González

 

 

Ay,  ay,  ay…..  que cuando se va de casa… ¡ que triste me pongo !  la negra Tomasa……….

 

Quedé impresionadísimo a pesar de mis setenta y un años.   Era un trasero como imagino que habrá atrapado (no asombrado) a Mario Conde (el hijo paduriano del cerebro y alma sucias que carece de papel higiénico y sufre como los oligarcas venezolanos).   Sí ….  fui testigo ella caminaba, se desplazaba,  como solo pueden caminar las cubanas.   En su culo franjas y estrellas para siempre,  la bandera de Obama el mentiroso Nóbel de la Paz.   En Argentina en la TV, ó hasta en vivo había presenciado desfile de “modelos”,  ni hablar de cuerpos, hablo de la cadencia de la impronta, del ritmo del paso y de la postura esencial, animal, salvaje, saludable y admirable de las cubanas.  Era como ver en Africa en una extensísima llanura un tropel de girafas hembras en libertad y luego junto a 50 seres humanos ante un alambrado del zoológico capitalino admirar y alimentar al animal del larguísimo cuello y pintas negras en la amarilla pelambre en doloroso cautiverio y soledad, como el hueco fue para los cinco héroes.   Así se ve una mujer cubana ante una mujer argentina, boliviana, chilena, ecuatoriana, peruana, venezolana ó uruguaya.  Las hembras en cautiverio (“en democracia occidental y cristiana”) no se ven tan atractivas, tan deseables como las cubanas “EN LIBERTAD revolucionaria”.  Sospecho desde hace tiempo que la inteligencia cubana es la que viste, y suelta a estas portentosas mulatas o negras que se desplazan por las calles de la Habana, detonando disparadores de cámaras japonesas, ó pupilas de turistas,  es un Pearl Harbour erótico, el bombardeo continuará eternamente.   Admiro y aplaudo a la inteligencia cubana que coloca ante turistas comemierdas a personajes cuidadosamente estudiados, de cubanos decepcionados, cansados, al borde de transformarse en colaboracionistas.  Paduras como Juana con su palangana.  Siempre te tiran un anzuelo.  Es pura prevención y cuando es real el acoso gusano, están inmediatamente a tu lado para preguntar si te sentís mal. son admirables. .    ¡ Hasta la Victoria Siempre, los quiero mucho hermanos !.       Eladio González  toto  director Museo Che Guevara de Buenos Aires.   

 

Viva Cuba Libre del Gigante de las siete Leguas y de los enanos y enanas de medio pies

 

Queridos Toto e Irene.

 

Desde aquí, Cuba, y su pueblo, al que no se le puede imponer nada, ni la moda. Y es libre la mujer o el hombre que quiera vestir  feamente, inapropiadamente  para el clima caluroso y el ardiente sol; inventan su propia moda, sobre todo las mujeres,  que no siempre tenemos el buen gusto, como hacían nuestras madres o abuelas, transformando ropas viejas, en piezas bonitas, pero poco duraderas por lo vieja de la tela. Así nos vestíamos muchos en aquellos tiempos. Estábamos elegantes y bonitas.

Tal vez  por la ignorancia o copiadera de otros símbolos, o tratando de demostrar otras cosas, existan quienes se visten anunciando coca cola,  o profanando los símbolos patrios de otra nación  que propaga el  desafío y la provocación, ajustando sus símbolos como bien dice el escrito que envías, a su cuerpo de  tigresa, para que la miren. Como dice una canción. "Esa mujer lo que quiere es que la miren".    Y  no todos  miran.

Lo demás, nuestra isla bella,  es bella, sigue siendo bella, aún con lo que se percibe feo, como eso que describes; sigue siendo bella.   Actualmente, se  practica una política del bien vestir, aún con la tela más humilde, se puede vestir bien. Hay que seguir aprendiendo de Doña Leonor, madre de José Martí; y Doña Mariana, madre de los Maceo, y de otras mujeres más contemporáneas: Celia, que usaba alpargatas cubanas; pero qué linda se veía, que limpia, qué libre. Les enviamos una crónica de un barrio en Cuba que antes era marginal y de una anciana, mi madre,  que transforma lo viejo  en nuevo y útil.

Los queremos mucho. Nos vemos allá

Adys

 

 

 




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